«Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios» (1 Corintios 6:11).
M. Henry dice: “(Pablo) les recuerda (a los corintios) el cambio que el evangelio y la gracia de Dios habían hecho en ellos. “Y esto erais algunos”. Pecadores tan notorios como los que él venía mencionando (V9-10). Tales eran algunos de ustedes, monstruos en lugar de hombres… Algunos que son eminentemente buenos después de su conversión, han sido notablemente malvados antes. ¡Qué glorioso cambio hace la gracia! Transforma a los más viles de los hombres en santos e hijos de Dios. Eso erais algunos de vosotros, pero no sois lo que erais. Sois lavados, sois santificados, sois justificados en el nombre de Cristo y por el Espíritu de nuestro Dios… La maldad de los hombres antes de la conversión no es un impedimento para su regeneración y reconciliación con Dios. La sangre de Cristo y el lavamiento de la regeneración pueden purgar toda culpa y contaminación. Nuestra justificación se debe al mérito de Cristo, nuestra santificación a la operación del Espíritu, pero ambos van juntos. Ninguno es limpiado de la culpa del pecado y reconciliado con Dios a través de Cristo, sino aquellos que también son santificados por su Espíritu. Todos los que son hechos justos a los ojos de Dios son hechos santos por la gracia de Dios”.
1. ¡Y ESTO ERAIS!
En la iglesia de corinto había personas que habían sido, en su vida pasada, antes de ser creyentes en Cristo, practicantes de los pecados más escandalosos. “Y esto erais algunos”.
Algunos (muchos tal vez) habían sido fornicarios, Idólatras, adúlteros, afeminados, que se echaban con varones, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes, estafadores. Eran pecados escandalosos, como los que estoy seguro también practicamos nosotros en nuestra vida pasada (tal vez no todos estos pecados, pero si algunos/casi todos). O ¿no era así con usted? Bueno, conmigo si…
¡Esto también éramos nosotros! Estábamos atestados de toda injusticia, dignos de muerte (Ro 1:29-32). En total depravación (Ro 3:10-18). Sin cosa sana (Is 1:5-6). Desviados desde la matriz (Sal 58:3). Todos nosotros nos descarriamos (Is 53:6). Por tanto, estábamos condenados, destituidos de Dios (Ro 3:23). Y no solo eso, éramos hijos del Diablo (1 Jn 3:8). No erremos, no nos engañemos, nadie (ni nosotros, seres queridos), si morimos así, heredaremos el reino de Dios; heredaríamos el lago de fuego (Ap 21:8).
2. ¡PERO AHORA SOIS!
“(Pablo dice) que se ha producido en ellos un tremendo cambio espiritual. Contrasta la pecaminosa vida pasada de los corintios con la nueva vida que ahora tienen en Cristo”. (Hendriksen & Kistemaker).
“más ya habéis sido lavados”. De sus pecados por la sangre de Cristo. “ya habéis sido santificados”. Separados para el Señor para empezar a vivir vidas santas. “ya habéis sido justificados”. Declarados justos ante el tribunal Divino.
¡Éramos una cosa, pero ahora somos otra! Hay un cambio radical de vida (para bien). Éramos esclavos del pecado, ahora somos siervos de la justicia (Ro 6:17-19). Éramos esclavos de concupiscencias (Ti 3:3). Éramos tinieblas, ahora somos luz (Ef 5:8). Estábamos muertos en pecados y delitos, ahora tenemos vida Divina (Ef 2:1-3). Éramos paganos adoradores de ídolos, ahora somos cristianos adoradores del único Dios verdadero (1 Co 12:2). Éramos blasfemos y perseguidores del pueblo de Dios, ahora con un ministerio en su iglesia (1 Ti 1:12-13). ¿Sigue esclavo del pecado? ¿su cuerpo sigue sirviendo a la inmundicia e iniquidad? ¿en los deseos de la carne, de los ojos, en lascivias, lujurias, deleites mundanos, vanagloria, concupiscencias, malos pensamientos, lleno de odio? O ahora, ¿ya ha sido libertado del pecado y sirve a la justicia? ¿Sigue en tinieblas, muerto en delitos y pecados, siguiendo la corriente de este mundo, sirviendo al Diablo? O ahora ¿anda en la luz, está vivo para Dios? ¿Sigue adorando ídolos secretamente, los tolera? O ahora ¿los desprecia, denuncia, condena, y sirve al único Dios verdadero? ¿Persigue al pueblo fiel de Dios, le fastidia? O ahora ¿ya vive como ellos, camina con ellos en el mismo ejército sirviendo al mismo capitán, a Cristo? ¿Pueden decir de nosotros “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados”?
Ahora somos nuevas criaturas (2 Co 5:17). Debemos despojarnos del viejo hombre (Ef 4:22-24). Debemos hacer morir los terrenal (Col 3:5-7). Debemos abandonar la carnalidad (Col 3:8-10). Basta ya de complacer a los hombres viviendo en la carne como ellos (1 P 4:2-4). ¿Es nueva criatura en Cristo? ¿se ha despojado del viejo hombre, y está revestido del nuevo? ¿Ha hecho morir lo terrenal, fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos, avaricia, idolatría? ¿Ya no vive en la carne, ahora vive en el Espíritu? ¿ha dejado ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas, mentiras? ¿su carácter es gobernado por el Espíritu? ¿es conforme a la imagen de Cristo? ¿Vive para complacer a Cristo, por encima de lo que digan los hombres? Así usted no sea perfecto ¿Ha tenido un cambio radical? ¿lo puede decir usted claramente de su vida? ¿Los demás pueden decir lo mismo de usted? ¿sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, hermanos en la fe, cónyuge, hijos? ¿Pueden decir de nosotros “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados”?
Hay pecados escandalosos, y ninguno que muera en ellos, será salvo, “No erréis” (V9-10). Pero también hay otros pecados, que el Señor pone al mismo nivel, son obras de la carne, y que si morimos practicándolos, no heredaremos el reino de Dios (Gál 5:19-21). Si somos de Cristo, vivimos crucificando la carne, el fruto es otro (Gál 5:22-24).
Si es así, si estamos mortificando el pecado, la Gloria sea para nuestro gran Dios. Es por pura Gracia.
3. POR GRACIA.
Los corintios había sido lavados, santificados, y justificados, en el nombre de Cristo y por el Espíritu Santo de Dios (Trinidad implícita. Jesús, Espíritu, Dios). Era una obra de la Gracia de Dios. “en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.
Matthew Henry comenta: “Nuestra justificación se debe a los sufrimientos y méritos de Cristo; nuestra santificación a la obra del Espíritu Santo, pero ambas van juntas”.
Hendriksen & Kistemaker también comenta. “La santificación del creyentes se basa en la obra redentora del Señor Jesucristo y se sostiene por el poder del Espíritu. De la misma forma, la justificación tiene su fundamento en la obra expiatoria de Jesús y se convierte en una realidad para el creyente a través del testimonio poderoso del Espíritu… El Espíritu Santo toma parte en la santificación del creyente, y la justificación es un acto de Dios basado en la justicia de Cristo”.
Fue por Gracia. No éramos mejor que nadie antes de Cristo, no éramos mejor que los corintios. ¿No había entre nosotros: fornicarios, pervertidos, adúlteros, idólatras, supersticiosos, blasfemos, ateos, agnósticos, humanistas, marxistas, maldicientes, peleones, borrachos, mundanos, avaros, codiciosos, vanidosos, superficiales, insensatos, ladrones, ventajosos, y algunos, homosexuales? Y si no fue así con usted (puede que usted no haya sido practicante de todos estos pecados, tal vez de unos pocos, aunque lo dudo), tenga cuidado, al que poco se le perdona, poco ama. Y las prostitutas y recaudadores de impuestos pueden estar yendo delante suyo al reino de los cielos…
Sin embargo, la mayoría, sí éramos así… o peores… Y Dios tuvo misericordia, y nos salvó (Ef 2:4-6). Aunque estábamos muertos, nos dio vida y eliminó nuestra justa sentencia (Col 2:13-15). Manifestó su bondad y amor con nosotros (Ti 3:4-7). Aunque vivíamos en las tinieblas, nos hizo aptos para el reino de luz (Col 1:12-13). Aun siendo pecadores y enemigos de Él, Cristo murió por nosotros (Ro 5:8-10). Siendo incrédulos, nos dio Fe, por pura Gracia (Ef 2:8-10). Esto debería humillarnos, quitarnos el orgullo, eliminar toda jactancia y gloria propia (Ro 3:27; 1 Co 4:7). Creo que podemos decir como Pablo que fuimos los mayores pecadores antes de Cristo (1 Ti 1:15).
Si esto es así ¿qué nos hace pensar que Dios no pueda salvar aún a muchos de nuestros seres queridos (hijos, padres, hermanos, primos, abuelos, al mundano que conocemos, al amigo del trabajo, al fornicario, al blasfemo, al Lgbti, al progresista, al católico romano, al idólatra, de la nueva era, al político corrupto? ¿Éramos acaso mejores que ellos? Dice usted: “es que están muy endurecidos, les he hablado (¿sí? ¿cuántas veces?), no quieren entender, el Señor ya seguramente los desechó, yo ya me limpié el polvo”. Le pregunto ¿cuánto nos resistimos al evangelio nosotros, antes de llegar a Cristo? ¿cuánto insistieron con nosotros? ¿Cuánta blasfemia y barbaridades no decíamos? Sígale predicando, y clamando a Dios por misericordia por ellos, así como la tuvo con usted y conmigo.
Y usted amigo que no es salvo ¿Qué le hace pensar que el Señor no lo pueda salvar? ¿Éramos acaso, alguno de los que estamos acá, mejores que usted? También practicábamos todos esos pecados, como usted, tal vez más y peores, pero el Señor tuvo misericordia de nosotros, también la puede tener de usted. Eso sí, si se arrepiente y se entrega a Cristo por la fe, si se aferra al perdón en su sangre. Recuerde que Cristo no vino por los sanos, si no por los enfermos, y usted es uno de ellos (Mr 2:17; Lc 5:32). El no desprecia un corazón contrito y humillado (Sal 51:17). ¿O su problema es que no quiere abandonar su vida, sus pecados, sus sueños y proyectos egoístas? (Jn 5:40). Si no se arrepiente perecerá (Lc 13:5). Que todos los que estamos acá podamos decir lo que éramos y ahora somos en Cristo, por Gracia.
Hermanos, yo puedo decir esto de esta iglesia: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (02 de Abril de 2023): «¡Y ESTO ÉRAIS ALGUNOS!».
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