«Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Mateo 16:13-16).
Cristo y sus discípulos se dirigen a la región de Cesarea de Filipo, y en el camino, el Señor les hace dos preguntas acerca lo que dicen de Él. Una sobre lo que dicen los hombres de Él: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, y la otra dirigida directamente a sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”.
El mundo tiene muchas concepciones de Cristo, concepciones erradas, lo ven como un simple Profeta, un maestro moral, un importante rabino, uno decía ser el rey de los judíos, un sanador, un solucionador de problemas, un impostor, y hasta un mundano.
1. La conversación camino a Cesarea de Filipo.
El Señor decide ir con sus discípulos al distrito de Cesarea de Filipo. Felipe el tetrarca había agrandado y hermoseado el lugar, le había puesto el nombre en honor de César Augusto. Cerca estaba un santuario al dios pagano “Pan”, que dio origen al nombre Paneas para señalar el sitio donde subsecuentemente se ubicó Cesarea. La misma designación “Pan” todavía se refleja en Banias/Paneiás, como se la llama hoy. Está ubicada cerca del extremo norte de la pequeña sección del suroeste de Siria que actualmente ocupa Israel... Situada junto a una de las fuentes del río Jordán, con el majestuoso monte Hermón, de alrededor de 3.000 mt de altitud y cubierto de nieve casi todo el año, en el fondo inmediato, era verdaderamente un paisaje de hermosura inolvidable, un lugar exactamente adecuado para el propósito deseado por Jesús, la oración y dar instrucciones a sus discípulos (Hendriksen & Kistemaker).
En este contexto se da la conversación de Jesús con sus discípulos. Pedro, tomando la vocería, declara lo correcto de Jesús. Que Él es el Cristo, el Hijo del Dios viviente (V13-20). Esta conversación también la encontramos en los evangelios de Lucas y Marcos (Lc 9:18-20; Mc 8:27-30).
2. ¿Qué dice el mundo de Jesús?
El Señor pregunta a sus discípulos cuál era la opinión general de la gente sobre Él: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”. Este era un nombre conocido por todos, que muestra su condición humana. Es la simiente de la mujer (Gn 3:15), nacido de mujer (Gál 4:4). Ellos responden las diferentes versiones que tenían de Jesús, en cuanto a su condición de profeta: “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas”. Aunque lo comparaban con verdaderos profetas, eran finalmente hombres, por tanto muchos no lo consideraban Dios (V13-14). Similar hoy, por ejemplo los musulmanes que ven a Cristo como un simple profeta; o los Mormones y Testigos de Jehová que no lo reconocen como Dios.
Veamos otras cosas que decían de Jesús.
Un impostor, un falso profeta, como lo consideraban los Fariseos (Jn 7:47-52). El Judaísmo hoy lo sigue considerando igual.
Un endemoniado que echaba los demonios por Beelzebú: como lo acusaron Escribas y Fariseos (Mt 12:22-24; Mc 3:20-22; Lc 11:14-16). Muchos hoy en el Judaísmo sigue pensando lo mismo.
Un blasfemo que se hacía pasar por Dios, como lo culpaban para apedrearlo los Judíos (Jn 10:31-33). Todos los que nieguen Deidad de Cristo caen en esta categoría (Testigos de Jehová, Mormones, Judaísmo, Islam, etc)
Un borracho y comilón, amigo de pecadores, como decían muchos de la generación de los judíos (Mt 11:18-19). Muchos hoy lo ven de manera similar para justificar su amor al mundo. Dicen “Jesús bebía vino”, “estuvo con pecadores”, algunos llegan a decir incluso que tuvo mujer (María Magdalena), y que tuvo que dejar hijos.
El rey de los Judíos, como escribió Pilato en la cruz (Jn 19:19-22). Históricamente, el mundo, los gobernantes, otras religiones, lo identifican como un rey judío que vino hace unos 2.000 años, y fue asesinado. Hoy dicen similar de los cristianos: “Jesús el Rey (líder o Dios) de los cristianos”. Pero no más. Como para Pilato, Cristo no vale tanto como para enfrentarse al mundo.
Un buen maestro de moral, como lo consideraba el joven rico (Mt 19:16-22). Hoy muchos lo ven así, no es más para ellos, solo un buen maestro, un buen ejemplo, un buen tipo, pero no el Hijo de Dios, el Cristo, el Señor; no alguien digno para que dejen todo para seguirlo.
Un simple sanador, solucionador de problemas, como hicieron 9 de los 10 leprosos que fueron sanados (Lc 17:11-18). Muchos hoy solo lo siguen por estas cosas, lo buscan en la dificultad, la prueba, la escasez, pero una vez son librados, lo abandonan, ya no les sirve más.
Un gran rabino judío, un maestro de la Ley, como lo veían los judíos en el Templo (Lc 4:21-29), muchos le decían “Maestro”, “Rabí”. Muchos hoy Aman la teología y la doctrina meramente de forma académica, no espiritual, no les gusta escuchar de la piedad, la santidad, el fruto. Al ser confrontados y oír las demandas del evangelio (negación, cruz), como los judíos, lo desechan.
Muchos también lo reconocieron correctamente como “El profeta”, “el Hijo de David”, pero días después dijeron “crucifícale” (Mt 21:8-11). Son como los sembrados en pedregales (corta duración, sin raíz, en la persecución desertan), emocionales, tibios, sin fundamento firme, inconstantes, entre dos caminos, cuando viene la persecución por causa de la palabra, desertan como aquellos judíos.
Muchos no tienen problema en reconocerlo con sus nombres gloriosos: “El Cristo”, “el Hijo del Dios viviente”, “Señor”, “Salvador”, pero al venir las pruebas, al escuchar sus demandas y condiciones, hasta ahí les llega su confesión (solo de labios). En realidad, no es su gran Profeta, no atienden a su voz, no es el Hijo de David, no son de su linaje. Lo crucifican de nuevo, pero harán lamentación junto con todas las naciones de la tierra.
¿Es usted como alguno de estos? ¿Sigue a alguno de estos “Cristos”? ¡Tenga cuidado!
3. Y vosotros, ¿quién decís que es Él?
El Señor se dirige a sus discípulos y les platea directamente la pregunta “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Pedro, toma la vocería, guiado por el Padre, responde lo correcto: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (V15-16).
Es “EL CRISTO”: es la traducción del término hebreo “Mesías” (Māšîaḥ, “ungido”). Jesús es el Ungido largamente esperado, Aquel que como Mediador fue apartado y ordenado por el Padre y ungido con el Espíritu Santo para ser el Profeta principal de su pueblo, el gran Sumo sacerdote, y el Rey eterno. El Cristo debía padecer, morir y resucitar (Lc 24:46-47). El Cristo entró en el cielo como nuestro gran sumo sacerdote (Heb 9:24). El Cristo murió, resucitó, e intercede por nosotros en el cielo, nadie nos puede condenar (Ro 8:34). Nada ni nadie nos puede separar del amor de El Cristo (Ro 8:35). Todos los reinos del mundo pasarán al dominio del Cristo de Dios (Ap 11:15). Ya está viniendo el reino y autoridad del Cristo de Dios (Ap 12:10). Predicamos al Cristo crucificado, el poder de Dios en nosotros (1 Co 1:23-24).
Es también “EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE”: en un sentido único (primogénito, engendrado eternamente por el Padre), no aplicable a ningún hombre. Jesús era, es y siempre será el Hijo de ese Dios que no solo es el único Dios vivo, en contraste con todos los falsos dioses paganos (Is 40:18-31), sino también, la única fuente de vida para todo aquel que vive. Él Padre (y también Cristo) vive y reina por solos siglos de los siglos.
Pedro tenía muy claro que Jesús era el Cristo y el Hijo del Dios viviente, como lo había dicho antes (Jn: 6:68-69). Jesús tampoco negó ser el Cristo ni el Hijo del Dios viviente, al ser interrogado por El Sumo Sacerdote (Mt 26:63-64).
Él es también JESÚS, quién nos salva de nuestros pecados (Mt 1:21). Es EMANUEL, Dios con nosotros (Mt 1:22-23). Es la SALVACIÓN que han visto nuestros ojos, la luz que se nos reveló, por eso podemos descansar en Él, como dijo Simeón (Lc 2:30-32). Es el Mesías anunciado que vendría del linaje de David, el HIJO DE DAVID, como lo identificó el ciego que sanó (Lc 18:38-43). Es el VERBO ETERNO, Dios, el Creador, la Luz, la Vida, como lo proclamó Juan (Jn 1:1-5, 14). Es el VERBO ENCARNADO que vino a la tierra, Dios hecho hombre (Jn 1:14). Es el CORDERO DE DIOS que quita nuestros pecados, como lo proclamó Juan el Bautista (Jn 1:29-30). Es el REAL PROFETA, como dijo la samaritana (Jn 4:19). No era cualquier hombre o profeta, NADIE HABLÓ COMO CRISTO, como dijeron los alguaciles (Jn 7:46). Es nuestro SEÑOR Y DIOS, como confesó Tomas (Jn 20:28). Es el Señor, DIOS NUESTRO SALVADOR, como dijo María en humillación (Lc 1:47-48). Es la ROCA PRINCIPAL como declaró Pedro (1 P 2:4-8).
Y vosotros ¿quién decís que es Él? ¿un simple profeta, sanador, solucionador de problemas? ¿o un impostor? ¿Cree que es el Salvador, Emmanuel, la salvación, la luz que vino al mundo, el Mesías, el Hijo de David, el Verbo Eterno, Dios encarnado, el Cordero de Dios, el Real Profeta? ¿Cree verdaderamente que es El Cristo, el Ungido de Dios? ¿Cree en verdad que es El Hijo del Dios Viviente, que vive y reina para siempre? ¿Por qué no lo obedece? ¿No vive en usted? ¿Justifica al impío, a su familiar, amigo, al católico, al idólatra, al moralista? ¿Cree acaso que hay más Mesías, más Señores, más salvadores, más Cristos, más Hijos unigénitos de Dios?
¿Creemos que es solo un profeta humano a quien podemos obviar? “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas”. ¿Creemos realmente que es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, al cual debemos someternos? “Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (20 de Noviembre de 2022): «Y VOSOTROS, ¿QUIÉN DECÍS QUE ES ÉL?»
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