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¡ÉL NOS APARTÓ DE LAS NACIONES!

Actualizado: 27 oct 2022

«Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos» (Levítico 20:26).


Dios es Santo, por tanto, manda a su pueblo Israel a ser santos como Él, separados de todas las personas y cosas inmundas, consagrados a su servicio, obedientes a todos sus mandamientos, con vidas y conversaciones santas, de acuerdo con su voluntad, y para su honra y gloria. Dios los ha apartado de las naciones, por tanto, están bajo obligación de obediencia y santidad.


1. Dios es Santo.


Dios es Santo, es tres veces Santo, Su santidad brilla como atributo Divino. Su Santidad es tal vez el atributo que más se resalta en Él (Jos 24:19).


Es la pureza absoluta, sin la más leve sombra de pecado: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él” (1 Jn 1:5). Él es infinito, independiente e inmutablemente Santo. Es la excelencia divina, “magnífico en Santidad” (Ex 15:11). Va más allá de Su perfección o pureza sin pecado. Es la esencia de Su inmutabilidad, su trascendencia. En “El Santo”, se hallan todas las excelencias morales. Personifica el misterio de Su majestuosidad. Nos hace mirarlo con asombro y admiración. Se llama Santo a Dios más veces que todopoderoso y se destaca más que ninguna otra dignidad. No se habla de Su poderoso nombre o su sabio nombre, si de Su Santo Nombre (Sal 103:1). Dios jura por su santidad porque es la expresión más plena de sí mismo (Sal 89:35). Leemos de la “hermosura del Señor” (Sal 27:4), que no es otra que “la hermosura de Su Santidad” (Sal 110:3). Es trascendental, resplandece su gloria y da luz a los otros atributos. Si es manchada, el resto perdería honra. Sin omnipotencia todo sería débil, sin Santidad todo sería sin brillo. Su justicia es santa, su sabiduría santa, su brazo poderoso es un Santo Brazo (Sal 98:1). Su Palabra es Santa (Sal 105:42). Su nombre es Santo (Sal 103:1). Es su mayor título de honor; en ésta resalta toda la majestad y respetabilidad de Su nombre. Es la más opuesto al hombre, lo que más nos separa de Él. Es como comparar Su Poder con nuestra debilidad.

Dios no es solo Santo, Él es tres veces Santo. El Padre es Santo, Su Santo Hijo, y el Espíritu Santo (Is 6:1-5). Juan ve el trono Santo celestial (Ap 4:8). Cristo el Santo, negado, entregado y matado por manos impuras (Hch 3:14). El Espíritu es Santo, por eso Su nombre (“Santo”), es llamado el Espíritu de Santidad (Rom 1:4).


Nuestro Dios es diferente a los dioses de las naciones. Ellos promueven mentiras, engaño, idolatría, pecado, y son igual quienes lo siguen (Sal 115:3-9). Nuestro Dios es Santo, nos demanda santidad. Los dioses de las naciones no, así los que los siguen. Solo el Dios Trino puede salvar de la esclavitud del pecado, Solo Cristo salva; los dioses de las naciones no pueden salvar (Is 45:20). No temamos a los dioses de las naciones, temamos al Dios grande (Jer 10:5-6). Los dioses de las naciones son muy diferentes a nuestro Dios: no salvan, sus seguidores están condenados. Nuestro Dios libra, no solo de la Ira venidera, sino de la esclavitud del pecado, nos hace santos como Él.


2. Seamos santos como Él, apartados.


El pueblo de Dios debe ser como Él. Él es Santo, así deben ser sus hijos, santos, apartados para Él, diferenciados, distinguidos, de los demás.


Dios dio a Israel leyes de santidad y justicia. En Levítico 19 repite los 10 mandamientos, y complementa con otros (Lv 19:2). En levítico 20 se repiten algunas leyes de Dios a su pueblo, que demandan santidad (V7-8, 22, 26). Manda a no sacrificar los niños a Moloc. nuestros hijos son para el Señor y su reino, no para el Diablo y el mundo (V2-5). Debemos tener cuidado con la educación secular, la psicología, el colegio, amigos, familiares, amistades, llevar el mundo al hogar, la tv, conversaciones, vanidades del mundo, el ejemplo, consejos. Manda a apartarse de la hechicería y brujería, un abominable pecado, es prostitución espiritual, deben ser cortados del pueblo (V6). El mundo consulta cartas, tarot, brujos, adivinos, señales cielo, astrología, falsos profetas, adivinos. Manda a honrar a los padres, quien los maldiga merece la muerte, pagará con su propia sangre (V9). En el mundo los padres son despreciados, un estorbo, y hasta los matan (eutanasia), los hijos son desobedientes. Advierte contra los adúlteros, ellos merecen la muerte. En el mundo el matrimonio es visto como desechable, aburrido, acartonado, por eso vemos machismo, feminismo, infidelidad. Advierte contra la inmoralidad sexual, juicio a quienes quebranten estos mandatos (V11-21). La sociedad hoy es hiper-sexuada. LGBTI, ideología género, pornografía, masturbación, aberraciones, homosexualismo, orgías, swingers, pedofilia, incesto, bestialismo, etc.


Dios nos manda imitarlo a Él como hijos amados. No debemos participar de lo que hacen las naciones (Ef 5:1-7). Fornicación, inmundicia sexual, lascivia, perversidades, lujurias, de pensamiento, palabras, acciones. Avaricia, amor al dinero, palabras deshonestas, necedades, truhanerías, mentiras, engaños, trampas, banalidades, vanagloria. No ser partícipes con ellos, no hagamos lo mismo que ellos, no vivamos así. Debemos ser diferentes, santos como hijos de Dios: “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo”.


Nos manda ser santos como Él, no hagamos lo que hacíamos antes (1 P 1:14-16). Somos una nación santa pueblo adquirido y apartado por Dios para servirlo (1 P 2:9-10). No nos engañemos, sin santidad no lo veremos (Heb 12:14-17). Que Dios nos santifique por completo, debemos estar gozosos, en oración, agradecidos, no apaguemos el Espíritu, no menospreciar las profecías, examinemos, retengamos lo bueno, abstengámonos de todo mal. (1 Ts 5:16-23).


Sigamos el camino de santidad, el camino de Cristo (Is 35:8-9). Seamos santos, porque nuestro Dios es santo “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo”.


3. Nos apartó de las naciones.


El Dios Santo, apartó a su pueblo de las naciones, nos hizo santos para no seguir el camino del mundo, de los impíos, para ser santos, y diferenciarnos de todas las naciones de la tierra.


No nos contaminemos con el mundo impío. Los animales inmundos e impuros, espiritualmente nos muestran esto (V25). Apartémonos de ellos, son inmundos, impuros, no podemos tener comunión intima con ellos, viven en pecado, inmundicia, lascivia, mundo, vicios, inmoralidad, idolatría, desenfreno, mentira, engaño, robos, hurtos, homicidios, etc. No andemos en sus prácticas. Son abominables, el Señor nos ha apartado de ellos (Lv 20:23-27). No sigamos su cultura, arte, moda, espectáculos, corriente, filosofías, psicología, secularismo, cientificismo, relativismo, ideología de género, inmoralidad, ateísmo, agnosticismo, no sigamos a sus líderes (científicos, eruditos, filósofos, medios masivos). No aprendamos sus costumbres son vanidad. Son idólatras (Jer 10:2-6). No sigamos sus costumbres, fiestas religiosas, carnavales, su ecumenismo, sincretismo, su paganismo.


Dios nos apartó de las naciones. No nos contaminemos, seamos santos como Él (Lv 11:44-45). Somos únicos entre las naciones, sus hijos, pueblo santo para Él, escogidos (Dt 14:1-3). Somos santos, no nos contaminemos, Dios nos apartó de las naciones: “Habéis, pues, de serme santos, porque yo JHV soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos”.


Apartémonos de las naciones. No nos unamos a ellos, ellos son del reino de las tinieblas, nosotros del reino de la luz, apartémonos (2 Cor 6:14-18). No andemos en yugo desigual (espiritual, sentimental, negocios): ecumenismo, sincretismo, pareja, marchas, causas civiles. No seamos participes de sus plagas, salgamos de Babilonia, de las naciones (Ap 18:2-5). Huyamos de la Gran Ramera y sus hijas, las falsas religiones, filosofías, comunismo, fascismo, falso cristianismo, ecumenismo, del nuevo orden mundial. Somos santos, apartémonos, no seamos cómplices de sus plagas, Dios nos apartó de las naciones: “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos”.


Somos diferentes, hijos de luz, vivamos en bondad, justicia y verdad; Dios nos apartó de las naciones, no participemos de sus obras de tinieblas (Ef 5:8-11). Ellos que sigan en sus inmundicias, en el camino de las naciones, Dios nos ha apartado, nosotros sigamos en santidad (Ap 22:11). Él nos ha escogido como su especial posesión, nos apartó de las naciones, nos rescató para Él (Dt 7:6-8).


Dios es Santo, seamos santos, Él nos apartó de las naciones, no nos contaminemos, apartémonos, somos diferentes: “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo (10 de Enero de 2021): «¡ÉL NOS APARTÓ DE LAS NACIONES»


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